miércoles, 26 de septiembre de 2012


Segundo Boletín 26 de Septiembre

 
Autocuidados

Aprender a relajarse. Usar técnicas como la imaginación guiada, meditación, relajación muscular y dinámicas de respiración ayudan a la relajación. El objetivo es disminuir la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea y la tensión muscular.

Comentar las preocupaciones con un amigo de confianza. Hablar ayuda a mejorar la tensión y poner las situaciones en una perspectiva adecuada, además de que puede conducir a establecer un plan de acción saludable.

Planear el trabajo paso a paso. Conviene realizar tareas pequeñas y puntuales.

Afrontar la ira. La ira requiere ser expresada, pero con cuidado. Se sugiere “contar hasta 10”, mantener la compostura y responder a la ira de manera eficaz.

Alejarse. Un cambio de actitud puede ayudar a encontrar una nueva perspectiva.

Ser realista. Es recomendable establecer objetivos apegados a la realidad, definir jerarquías y concentrarse en lo importante. Fincar objetivos demasiado elevados es una invitación a la frustración. Decidir lo más importante y concentrarse en ello.

Evitar la automedicación. En ocasiones, se busca una sensación de alivio en los medicamentos o el alcohol. Recurrir a ello solo oculta el problema.

Dormir lo suficiente, ejercitarse y comer alimentos nutritivos. Un cuerpo sano propicia la salud mental adecuada. El sueño ayuda a enfrentar los problemas en un estado de reposo. El ejercicio ayuda a disipar la energía excesiva que puede producir el estrés. La alimentación será un punto clave al momento de combatir el estrés consumir platanos alimento útil para el sistema nervioso, germen de trigo, pasas, brocolí, almendrás. 

Buscar ayuda: Conviene ponerse en contacto con algún médico si el estrés, los síntomas o signos van incrementando.

Cuidar de sí mismo: Conviene ingerir comidas balanceadas con regularidad, dormir lo suficiente y realizar ejercicio.

Formar amistades en el trabajo y fuera de la oficina. Compartir los sentimientos con las personas en que se confía y evitar las relaciones con amigos “negativos” quienes tienen pensamientos tóxicos en cualquier aspecto.

Tomar un descanso. disfrutar de unas vacaciones o gozar de un fin de semana largo. Incluir en cada semana un tiempo para no responder llamadas, durante la jornada laboral intercalar descansos breves.

Administrar el tiempo. Establecer objetivos y fechas límite de manera realista y planear los proyectos en concordancia. Realizar primero las tareas prioritarias. Programar las tareas difíciles para la hora del día de mayor productividad. Emprender las tareas sencillas o que no requieren pensar al momento de sentir poca energía o motivación.

Establecer límites. Cuando sea necesario aprender a decir “no” de manera cortés pero firme.

Emplear habilidades para obtener tranquilidad. No se debe actuar al primer impulso. Hay que dar tiempo para recuperar la tranquilidad.


 

 

lunes, 24 de septiembre de 2012


Boletín de Salud Septiembre
EL ESTRÉS
 
¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción fisiológica del organismo, en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
Es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia. Cuando esta respuesta se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo y provoca que aparezcan enfermedades y anomalías patológicas que impiden el adecuado funcionamiento del cuerpo humano. Las manifestaciones más comunes son:
-         El olvido (incipientes problemas de memoria).
-         Alteraciones en el ánimo.
-         Nerviosismo.
-         Falta de concentración.
-         Cambios hormonales importantes en las mujeres.
-         Dolores abdominales inferiores, entre otros.
El estrés es un desencadenante conocido para la depresión y también puede afectar la salud física. Así que es importante identificar las causas de estrés en nuestra vida y tratar de minimizarlos.
 
Manifestaciones del estrés en el lugar de trabajo
Sin duda alguna, en el trabajo hemos visto personas que parecen agotadas o estresadas y quizás incluso nosotros alguna vez nos hemos sentido así. Estas sensaciones suelen ser temporales y desaparecen tras invertir tiempo para poner orden en los pensamientos.
Sin embargo, cuando el estrés o el agotamiento son diarios, el individuo enfrenta una situación que podría llegar a afectar la salud y la productividad. Los síntomas más comunes del estrés son una marcada frustración e indiferencia hacia el trabajo, irritabilidad persistente, ira, sarcasmo o tendencia a discutir.
 
¿Cómo mantener el estrés bajo control?
Muchos son los factores que pueden causar estrés y con frecuencia se relacionan con cambios existenciales. Estas modificaciones pueden ser situaciones placenteras como: unas vacaciones o una promoción en el trabajo; o bien situaciones desagradables como: la pérdida de un ser amado, o pérdida de algún trabajo o de algo material.
Cuando respondemos al estrés con ansiedad, tensión o preocupación, esa respuesta no es solamente “mental”. Si nos sentimos amenazados de alguna manera, se liberan sustancias químicas “mensajeras” que producen cambios físicos, como el pulso acelerado, respiración rápida y resequedad de boca. Estos cambios preparan al organismo para la llamada “reacción de lucha o huida”. Si se experimentan reacciones al estrés durante largos periodos, esto puede contribuir a que se padezcan enfermedades físicas o emocionales.
 
Signos y síntomas del estrés
Físicos
Psicológicos
Comportamiento
Dolor de cabeza
Ansiedad
Impaciencia
Rechinar los dientes
Irritabilidad
Tendencia a discutir
Resequedad y tensión de la garganta
Depresión
Mayor consumo de alcohol o drogas
Dolor de pecho
Pereza mental
Aumento de tabaquismo
Falta de aire
Sensación de impotencia
Aislamiento
Palpitaciones
Sensación de desesperanza
Evitar responsabilidades o hacer caso omiso de ellas
Presión sanguínea elevada
Tristeza
Rendimiento deficiente en el trabajo
Dolores musculares
Ira
Agotamiento
Indigestión
Actitud defensiva
Higiene personal deficiente
Estreñimiento/diarrea
Hipersensibilidad
Cambios en las relaciones familiares o intimas
Sudoración incrementada
Apatía
Manos frías y sudorosas
Fatiga
Insomnio
Enfermedades frecuentes

 
 

lunes, 3 de septiembre de 2012

 
Boletín Agosto
“Ergonomía"