Segundo Boletín 26 de Septiembre
Autocuidados
Aprender a relajarse. Usar técnicas como la
imaginación guiada, meditación, relajación muscular y dinámicas de respiración ayudan
a la relajación. El objetivo es disminuir la frecuencia cardiaca, la presión
sanguínea y la tensión muscular.
Comentar las preocupaciones con un amigo de confianza. Hablar ayuda a mejorar la tensión y poner las
situaciones en una perspectiva adecuada, además de que puede conducir a
establecer un plan de acción saludable.
Planear el trabajo paso a paso. Conviene
realizar tareas pequeñas y puntuales.
Afrontar la ira. La ira requiere ser expresada, pero con
cuidado. Se sugiere “contar hasta 10”, mantener la compostura y responder a la
ira de manera eficaz.
Alejarse. Un cambio de actitud
puede ayudar a encontrar una nueva perspectiva.
Ser realista. Es
recomendable establecer objetivos apegados a la realidad, definir jerarquías y
concentrarse en lo importante. Fincar objetivos demasiado elevados es una
invitación a la frustración. Decidir lo más importante y concentrarse en ello.
Evitar la automedicación. En
ocasiones, se busca una sensación de alivio en los medicamentos o el alcohol.
Recurrir a ello solo oculta el problema.
Dormir lo suficiente, ejercitarse y comer alimentos nutritivos. Un cuerpo sano propicia la salud mental adecuada. El sueño
ayuda a enfrentar los problemas en un estado de reposo. El ejercicio ayuda a
disipar la energía excesiva que puede producir el estrés. La alimentación será un punto clave al momento de combatir el estrés consumir platanos alimento útil para el sistema nervioso, germen de trigo, pasas, brocolí, almendrás.
Buscar ayuda: Conviene ponerse en
contacto con algún médico si el estrés, los síntomas o signos van
incrementando.
Cuidar de sí mismo: Conviene
ingerir comidas balanceadas con regularidad, dormir lo suficiente y realizar
ejercicio.
Formar amistades en el trabajo y fuera de la oficina. Compartir los sentimientos con las personas en que se
confía y evitar las relaciones con amigos “negativos” quienes tienen
pensamientos tóxicos en cualquier aspecto.
Tomar un descanso.
disfrutar de unas vacaciones o gozar de un fin de semana largo. Incluir en cada
semana un tiempo para no responder llamadas, durante la jornada laboral intercalar
descansos breves.
Administrar el tiempo. Establecer
objetivos y fechas límite de manera realista y planear los proyectos en
concordancia. Realizar primero las tareas prioritarias. Programar las tareas
difíciles para la hora del día de mayor productividad. Emprender las tareas
sencillas o que no requieren pensar al momento de sentir poca energía o
motivación.
Establecer límites.
Cuando sea necesario aprender a decir “no” de manera cortés pero firme.
Emplear habilidades para obtener tranquilidad. No se debe actuar al primer impulso. Hay que dar tiempo
para recuperar la tranquilidad.